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Principios de la Administración Cientifica

Podría decirse que este es el primer libro de administración, en la historia de esta ciencia. Fue publicado por Frederick W. Taylor, en 1911 fecha en la que nace la administración como una ciencia, -de su pluma-, razón por la cual a Taylor se le considera el padre de la administración.

Taylor fue entonces, el primer hombre que presentó a la administración como ciencia y se dedicó a pensar en ella como una profesión, a la cual los ingenieros mecánicos debían aprender y utilizar en sus labores. Por lo que presentó su teoría a diferentes asociaciones de ingenieros y las mismas obtuvieron buena aceptación.

El autor representa uno de los grandes pensadores de su época, debido a que –tal como el mismo lo señala-, no realizó ningún invento, en cuanto a lo que a la administración se refiere, pero tuvo la sagacidad de ver y describir como se estaban realizando las actividades en las empresas y sistematizar en su experiencia, los principios que desde entonces –con grandes cambios en la actualidad- rigen a la administración y lo más importante, tuvo la capacidad de ver a la administración como una ciencia comparable a la medicina y arquitectura de aquel entones.

En diferentes biografías en internet, como wikipedia se dice que Taylor fue ingeniero mecánico, sin embargo, es importante destacar que inició sus estudios de ingeniería, pero los mismos fueron suspendidos por una enfermedad que le impedía estudiar, porque comenzó a perder la vista, razón por la cual, se retiró de la universidad, pero su impetud lo llevó a dedicarse a trabajar en talleres mecánicos. Sus inicios no fueron de ninguna manera como jefe, al fin y al cabo se trataba de un muchacho joven que no poseía experiencia, pero al cabo de poco tiempo, Taylor se destacó en su labores y logró –por estar en el lugar correcto en el momento indicado- ascender a jefe de taller.

Desde allí, comenzó sin saber, lo que sería la primera teoría administrativa conocida para el momento y aun reconocida en la actualidad. Taylor tuvo que enfrentar una situación interesante luego de su ascenso, que fue, el rechazo de los que anteriormente fueron sus compañeros y la exigencia de los mismo a que, les beneficiara a ellos y no a los dueños de la empresa. Conflicto que pudo resolver sin irse a los golpes –como el mismo señala-, pero de una manera autoritaria y que generó desconfianza por parte de los peones. Para convertirse en un personaje al que todos respetaban pero pocos amaban.

No se puede negar el carácter colerico del personaje en cuestión, y que su visión de la administración estuvo centrada en el sistema y no en los seres humanos. Para él, las personas solo necesitan más dinero y por ello harían cualquier cosa, así mismo, los hombres se clasificaban en: hombre de valer o no valer, hombres de primera o segunda y grandes hombres. No es difícil entender, que para 1900, la industria se encontraba pujante y se requería de mano de obra especializada que diera atención a las maquinarias que se estaban incorporando con la industrialización, razón por la cual, la mente de Taylor estuvo signada por la necesidad imperante de hacer que los peones hicieran y se movieran al ritmo de la revolución industrial.

Su estudio, demostró que las actividades realizadas en los talleres mecánicos había estado desarrollándose, no solo de manera empírica, sino ineficiente. Demostrando que los peones podían ser un 70% mas productivos con un 30% mas de sueldo. Así mismo, implantó lo que hoy conocemos como la división del trabajo, encargando a grupos pequeños de obreros la misma labor (mover lingotes de hierro de un vagón a otro) en donde, quedara demostrado cuanto le rendía el trabajo a cada grupo. Con esto también, dio indicios de cooperación y competitividad, por cuanto, el grupo que trasladara más lingotes, recibía una paga diferente a los que no lo hacían productivamente. Para ello implantó diferentes formularios, que iban desde tarjetas de entrada, manuales con las instrucciones exactas de por donde se debía mover el obrero para que el trabajo fuera más productivo, momentos en los que debía descansar para no agobiarse y reportes de carga.

Su visión fue muy capitalista, en la que se beneficiaba al que más trabajaba, dándole mas paga, y en la que el problema de la pobreza se resolvía con productividad laboral, así como el de los países no desarrollados. Debido a que para él, lo más importante era el dinero y la productividad para el empleado y el propietario. Según su óptica, la responsabilidad social la tenía el pueblo, debido a que si las grandes industrias no conseguían su beneficio en una comunidad, se irían a otra y esa comunidad perdería la oportunidad de tener una industria entre ellos, que generara empleos, y promoviera el desarrollo. Totalmente contrario a lo que es hoy en día la responsabilidad social.

Sin embargo, no podemos restarle a la mente brillante de Taylor, los primeros estudios sobre la ergonomía del trabajo, la posición correcta de los operarios, la distribución de las maquinas y el diseño de las herramientas, tales como martillos, destornilladores, para que perduraran mas tiempo, tal como las conocemos en la actualidad.

Resulta necesario leer los textos originales de Taylor, debido a que ninguna interpretación encierra su contenido, tal como el lo manifestara. El hecho de que sea el padre de la administración no nos dice que todo lo dicho por él posea la ciencia cierta de nuestros días, así como podemos apreciar la evolución de esta ciencia desde Taylor hasta Druker (por poner un ejemplo).

No quiero terminar este post sin contar lo difícil que puede ser tener esta obra en las manos, por mi parte, tengo 15 años estudiando administración y no había podido acceder a estos libros, teniendo que leer las interpretaciones de otros autores, debido a que por su vieja data, han sido eliminados de la mayoría de bibliotecas. Tuve la suerte de conseguirlo en “La Pulperia del Libro” en Chacaito y era por cierto el único ejemplar. Siento que tengo un tesoro en mi biblioteca, porque de aquí parte toda la teoría administrativa, tanto la que la aprueba como la que la niega.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

no hay libros en mexico. pueden impulsar su reimpresion.

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