Unas palabras conjugadas debidamente
Fueron suficientes para cerrar el eterno capítulo
De esa historia de amor que parecía inconclusa.
Las heridas quedaron abiertas, ya sin dedo que las toque
Esperando la sequía para cerrarse, solas,
Como se cierran los ojos en las noches de insomnio
Como se rinden los débiles ante la tortura.