La Gran Pulperia del Libro

En la tercera avenida Las delicias de Sabana Grande, con avenida Solano López, Edif. José Jesús, Local 2, se encuentra esta peculiar librería. Que representa uno de los tesoros de la maravillosa ciudad de Caracas y en lo particular es una de las pocas cosas por las que no me arrepiento de vivir aquí.


La Pulpería del Libro Venezolano es una librería de gran exención, en la que se encuentran todo tipo de documentos y libros antiguos y nuevos, fue fundada el 10 de mayo de 1984, y según palabras de su dueño “va toda clase de gente”. Mi presencia por allí estuvo motivada a la necesidad de ubicar las primeras obras publicadas de la administración, de primera mano y en efecto así fue.
La Gran Pulperia del Libro

Allí pude conseguir los Libros de Taylor y Fayol, así como los libros agotados de Peter Drucker, Terry, Simons y otros un poco mas nuevos pero también agotados en cualquier librería. Estos libros me había cansado de preguntar por ellos en todos lados e incluso, ni siquiera mis profesores me los podían facilitar para sacar copias (cosa que hago solo si es extremadamente necesario, debido a que me gusta tener los libros originales), no los encontraba en las bibliotecas y para mi mala suerte fueron robados de la biblioteca nacional. En fin, el que persevera vence y fue en la Pulpería del Libro donde pude obtener de primera mano los libros que he estudiado durante 15 años, por manos de otros autores como Chiaventao, Serto, Robbins y otros.


Mi experiencia en la Pulpería ha sido muy divertida, al llegar allí siento que me envuelve una especie de retrospectiva, un aura que me retrocede en el tiempo, y me encuentras quizá en los años 20, pero que acabo de llegar a un lugar que tiene 20 años abandonado (con todo el respeto del señor Castellano), y a pesar de que el lugar está bien mantenido, es inevitable el polvo que se acumula en los libros, además del olor que emanan de ellos al mover algunas obras, roídas por los años, el polvo y algunos animalitos. El Lugar es muy grande y alto, pero son tantos libros que el espacio entre estante y estante se hace pequeño, hay tantos pasillos, que parecen un laberinto en el que te puedes perder si no prestas atención de la ruta por la que entraste. Además en esa aura retrospectiva, he sentido ruidos atípico en el normal silencio de la librería, en el pasillo que visito siempre que es el que corresponde al estante 161 a 168, hay siempre una soledad que se caracteriza por igual silencio, pero los chicos que trabajan allí eventualmente pasan por los pasillos de los alrededores y se escuchan claramente los pasos, los movimientos de libros, una gota de agua que cae del aire acondicionado en un tobo, o algún cliente que ha llegado también a buscar algo.

En una oportunidad, en mi mundo fantasioso que no cree en fantasmas, duendes ni brujas, pero piensa que de que vuelan vuelan, estaba sentada en el piso, sumergida en el prologo de uno de los libros de Administración que por su puesto compré, atenta a los ruidos, a la gota de agua que se hizo más pronunciada porque apagaron el aire acondicionado, y a algunos susurros que escuchaba a lo lejos; me sorprendió por la espalda uno de los muchachos que allí trabajan para decirme que ya iban a cerrar. El grito y brinco que pegué fue más aterrador que he pegado en toda mi vida, me salió de lo más profundo de mis miedos y temores, ni siquiera viendo películas de misterio me había asustado tanto, pero todo fue parte de mi apreciación, en ese lugar me siento como si estuviera pérdida en el tiempo, en un misterioso pasado que me atrapa y del que tengo mucho que descubrir, pero con la libertad de salir al presente cuando quiera. La verdad, me encanta y me gusta más, cuando salgo con alguna reliquia en las manos.

He ido varias veces, debido a que siempre llego a las 5 (que es la hora que puedo) y a las 6 es la hora de cerrar, por lo que siento que me quedan cosas sin ver (solo hablando de lo que me interesa, porque hay pasillos que ni los he mirado), y afortunadamente encuentro cosas nuevas, tengo la impresión de que el Sr. Castellanos tiene obras sin ordenar y lo va haciendo en la medida que se le desocupan estantes o tal vez, cada día le llegan libros nuevos, es decir viejos, que alguien le vende.


A mi juicio, esta librería es un lugar necesario de conocer para todo el que esté interesado en la cultura y el turismo en Caracas, así como para quien como yo, esté interesado en tener en algún libro en específico, difícil de encontrar. La Gran Pulpería del Libro es más que una librería, un lugar que le agrega valor a esa característica irremediable de metrópolis a muestra amada Capital de Venezuela. Aquí se combina la tradición, el arte, la literatura, lo colonial, lo nuevo y la sabiduría de su dueño el Sr. Castellano, a quien deseo todas las bendiciones del universo por su receptividad y dedicación al oficio de librero, trabajo que hace a la perfección, junto a su equipo.


Por mi característica de afanada lectora, apasionada coleccionista de libros e incansable investigadora, este lugar es perfecto, es un refugio en el que últimamente me he olvidado del llanto, del dolor y la soledad, jamás en tanta soledad había encontrado tanta compañía y había podido mantener por tanto tiempo mi cabeza en blanco. ¡Para mí y para mi momento de vida, el lugar es perfecto!