Imaginemos que la mujer no Existe

He terminado de leer el libro de la profesora de literatura Joan Copjec, titulado: “Imaginemos que la Mujer no Existe. Ética y Sublimación”.

Este libro fue editado por el fondo de cultura económica en la sección de filosofía y fue propicio leer para la consolidación de algunos elementos sobre filosofía que me han sido de interés en mi búsqueda documental y teórica para la tesis.

En este libro se encuentra una revisión teórica sobre la ética y la sublimación, desde la filosofía y el psicoanálisis, interpretando con ojos de mujer valores como la culpa, la ley y el castigo, la justicia, la envidia, la belleza, la igualdad y desde cada uno de ellos, con la interacción filosófica de Kant, Lacan y Freud.

Debo confesar que la lectura me resultó bastante pesada, aunque el lenguaje utilizado por la autora es adecuado, existe en sus interpretaciones cierta complejidad que me costaba digerir.

Por ejemplo en la primera parte, sobre el acto femenino de sublimación, la autora se vale de Antígona (la hija de Edipo Rey) para interpretar los actos de perseverancia, la inmortalidad en la era moderna, la pulsión y la muerte y continua sobre estos temas desde la filosofía, interpretando el “ser” de Kant, desde la masculinidad y la feminidad, demostrando que la filosofía kantiana y sus seguidores, ha sido creada e interpretada desde la masculinidad.

Pero para ello, recurre a diferentes autores y revisa la temática desde la fotografía, el cine y la literatura, y por su puesto la manera en que la mujer ha sido considerada por los filósofos y por ende por la sociedad. Obteniendo una imagen femenina estereotipada que depende del ojo del observador y como los observadores (masculinos), hacen de nuestro sentir, un asunto de poderes, y de alguna manera para eliminar sus temores, subliman nuestro pensamiento para elevar el de ellos.

En el cine, la autora encuentra gran espacio para interpretar el sentir femenino, de cómo hemos sido llevadas y estereotipadas en una sociedad que nos acepta como madres, sufridas y por ende objetos de la masculinidad, donde nuestro ser depende de ese papel femenino y no del ser filosófico.

Imaginemos que la mujer no existe, es una interpretación irónica de una mujer dedicada a la filosofía y que desde su ojo femenino bien afilado en asuntos filosóficos y psicológicos, se da cuenta de que la mujer es objeto y no sujeto de la ciencia.

Para mí, sirve como referencia en la construcción de la tesis doctoral y para el afianzamiento de algunas opiniones que se viven en la cotidianidad y que tienen fundamento teórico. Sin embargo, para leerlo se requiere haber leído como mínimo a Edipo Rey y Antígona, Kant, Lacan y Freud. Varias veces tuve que cerrar el libro y tomar a Kant para tratar de darle vuelta a la tortilla del entendimiento.