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¿Se puede perder la Salud en un Hospital?

Desde la cadena presidencial en la que una camarada del proceso político venezolano, alzó su voz para pedir ayuda por su hermana, que en ese momento estaba en proceso de parto, se ha despertado un interés repentino de los medios, por televisar y reportar lo que pasa en los hospitales del país.

Y esto se debe a que la salud es un indicador importante en la gestión de cualquier gobierno, por ello, podemos ver medios satanizando lo que ocurre y otros alabando lo inalabable. Mientras, mujeres embarazadas o no, hombres y niños danzan de hospital en hospital, perdiendo lo más preciado que puede tener un ser humano: La salud o la misma vida.

El problema de los hospitales en Venezuela parece inagotable, por un lado se hacen esfuerzos con manos de seda y por otro se lanzan patadas a todo el sistema, como por ejemplo, construcción y ampliación de ambulatorios y hospitales, pero sin el reconocimiento y remuneración adecuada al personal médico o dotación de equipos, sin el debido entrenamiento y capacitación del personal, sin mencionar la incorporación de médicos cubanos en áreas que desconocen, o la inversión de recursos, sin el debido control y pare de contar caricias y patadas posibles.

Pero, el asunto es que, por mucho regaño que llevé el ministro de la salud, un venezolano cualquiera, que acude a un hospital por una fractura en la pierna, puede terminar, con problemas de tensión, enfermo de los nervios e incluso sin la respectiva pierna.

La víctima, que dejó de ser paciente el día que un Dr. Llamado José Gregorio Jiménez, en el Pastor Oropesa de Barquisimeto, le operó la pierna, colocándole (no se cuantos) clavos en la pierna, debido a que éste, se había caído mientas jugueteaba con su mascota; es mi ex-esposo y padre de mis hijos.

El pobre hombre, que dicho sea de paso no es santo de mi devoción, al que me unirá por siempre los hijos que acabo de mencionar y la magnífica relación con su familia, está en este momento debatiéndose contra la posibilidad de perder su pierna, o salvarla.

Debido a que, luego de que el mencionado doctor lo operara, ha vivido un calvario para todo lo que implica su recuperación, incluyendo las curas y la retirada de los puntos. Un asunto que parece insignificante, en el Pastor Oropesa puede ser una pesadilla, debido a que las victimas (digo los pacientes) de un médico, pasan a ser propiedad de ese médico y no podrán ser atendidos por otro médico de la misma especialidad. Ni siquiera en las condiciones de este ser humano, que a una semana de su operación, acude al centro hospitalario a que le hagan la cura respectiva y en lugar de ser atendido, es devuelto a su casa debido a que su médico (el que lo operó) está de reposo.

Allí comienzan las incongruencias, ¿Cómo es posible que por la simple razón de que un ser humano tuvo la suerte (o mala) de que lo opere un médico especifico, ya no podrá ser atendido por ningún otro médico en ese centro?. Como si hubiese con eso jurado amor eterno, o como si el médico lo hubiese comprado. No entiendo.

Una semana después, vuelve el susodicho al hospital y lo devuelven, sin siquiera mirarlo. Éste manifiesta sus dolencias, malestares y preocupación de tener todavía los puntos, y nuevamente lo mandan para su casa, debido a que el doctor al que él pertenece (digo, que lo operó), está de reposo.

Ya lleva entonces 15 días, después de una operación como esa, sin que ningún especialista lo revise y sin que nadie se preocupe por los dolores que manifestó tener. Y así pasaron unos cuantos días de un lado a otro y de arriba abajo (como el venezolano en Nueva York de Franco de Vita), hasta alcanzar, 30 días de operado, cuando otro médico del mismo hospital, que no lo podía atender porque pertenecía a José Gregorio (pero no el que hace milagros), le ordena a un enfermero que le quite los puntos, sin mirarle la pierna al personaje y pidiéndole que espere que “su”, médico regrese.

Por otra parte, el Che Goyo, que estaba de reposo, con todo el derecho que tenemos todos los seres humanos a estar de reposo, contradictoriamente se encontraba trabajando en una clínica de su propiedad, y no se de que manera, se comunica con los pacientes que operó; recomendándoles que vayan a su clínica, paguen Bsf 600,00 por las curas, debido a que en el hospital no se las puede hacer. Solo por el reposo, que eso quede claro.

Mas incongruencias. ¿Cómo es posible que una persona salga de reposo de un instituto público, pero sigue trabajando en un centro privado?, ¿Estaba o no estaba de reposo?, ¿no es estafar a la nación inventarse un reposo, mientras se está en condiciones de trabajar? Y lo peor de todo, ¿no es un negocio, operar de gratis en un hospital y después llevarse los pacientes a su clínica para el tratamiento post-operatorio?, ¿no hay complicidad de quienes no atienden a los pacientes de un médico especifico para mandarlos a la clínica?

El asunto es, que el padre de mis hijos, en su peladera de bo…tas, sin trabajar como estaba, debido a su reposo forzado, valga decir que es un humilde trabajador independiente que si no trabaja no gana ni medio, estaba imposibilitado de pagarle los seiscientos bolívares al Doctor, por lo que decidió esperar que éste, se incorporara , que lo atendiera otro médico después de tanto quejarse o perder la pierna.

Afortunadamente, ocurrió lo segundo, aunque lo tercero no está descartado, debido a que tiene una infección casi incontrolable en la pierna, y requiere de otra operación en la que le abrirán de nuevo la herida, y se determinará si se puede recuperar el daño, o en su defecto, se determinará si requiere otra operación en otro centro.

Dentro de todo, ha logrado que en el seguro social le den el tratamiento que tiene ya 15 días poniéndose, después de que el segundo médico lo atendió y se dio cuenta de la gravedad del paciente y que por cierto, cada inyección cuesta mil bolívares fuertes, y es una diaria.

Al respecto, no se que pensar, no quiero meter a los profesionales de la medicina en el mismo saco que el médico que operó al padre de mis hijos, porque en efecto, en toda mi vida y la de mis hijos he visto a muchos medico maravillosos, que nos ha diagnosticado y atendido a tiempo, para gozar la salud que en efecto tenemos, muchos de ellos, han sido pagos, otros en hospitales, pero eso si, responsables y enamorados de lo que hacen. Pero, ¿por qué permitir que pasen cosas como estas? Que un hombre joven, de 35 años, saludable, con 4 hijos que mantener (aunque con los míos se hace al loco), esté pasando por una situación como esta; asustado por su integridad, soportando unos dolores intolerables, arriesgando la normalidad de su vida, por una simple caída, producto de un jugueteo con un perro y que esta situación, dicho sea de paso, le afecto sus nervios, hasta el punto de volverse hipertenso. Y quién no.


Mientras tanto, su actual esposa está a cargo de los gastos, (esta mujer se merece el cielo), la madre y el padre hacen lo que pueden para ayudar, y se han declarado en manos de Dios, a quien no se cansan de pedirle por la recuperación de su hijo.

Por mi parte, no salgo de mi asombro, considero que no es justo que se haya llegado hasta este punto, y aunque nunca hablo con mi ex, y me entero por sus padres, me gustaría decirle que tenga tranquilidad, que confié en el nuevo médico que lo va a operar, y que ante todo, debe tener mente positiva, debido a que esas energías serán las que lo acompañaran en su sanación y solo eso (además de un bien medico y la buena atención postoperatoria), serán lo que le ayudaran a ser el hombre saludable y sano que siempre ha sido.

Por otra parte, que no se desgaste pensando en el otro médico, porque esas energías negativas hacen daño y lo que menos necesita es intoxicarse con sus propios odios. Las denuncias están hechas, y si los mismos colegas lo defienden y lo protegen, poco es lo que se pueda hacer para que profesionales como estos reciban un escarmiento y comiencen a cumplir con su verdadera labor ante la sociedad.

Por ahora, en lo único que se debe pensar es en la recuperación y la integridad física.

Aunque insisto, no se debe permitir que algo parecido le suceda a otro venezolano, que cualquiera de nosotros entre a un hospital sano y salga peor de lo que entró y que sea precisamente en un hospital, donde se pierda la preciada y merecida salud.

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