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La campesina

Gracias a la recomendación y regalo de un amigo, con quien he venido compartiendo gustos literarios, obtuve un viejo ejemplar de este libro de Alberto Moravia. Para mi resulta muy significativo cuando me regalan un libro, pero lo es mucho mas cuando éste, es tomado de la biblioteca personal de quien me lo regala y me es recomendado por su contenido ya explorado.

La novela trata el lado de la cotidianidad una mujer durante la guerra. Alberto Moravia, vivió de frente la guerra, pero la escribió desde los labios de una mujer, el autor, recopiló sus impresiones sobre la situación y las llevó a lo que él consideraba fue la vida de una mujer y su hija durante esos terribles días.

En cuanto al hecho de que el autor escribiera en primera persona, desde los labios de una mujer me uno a las ideas de Lucia Etxebarria en el libro “La Letra Futura”, cuando dice: “…la visión del mundo entre hombres y mujeres representa rasgos diferentes, hecho que deja huella en su respectiva aprobación literaria…. Y esto no significa que un escritor no pueda crear excelentes personajes femeninos, y viceversa pero es muy diferentes escribir desde la experiencia que desde la documentación o la fantasía.” (109).

En efecto el personaje de Cesira está muy bien desarrollado, pero esconde en sus adentros el machismo propio de un hombre y no el machismo de una mujer, que aunque ambos lo poseemos, (y por muchos avances feministas, no lo hemos podido superar) las mujeres lo manifestamos de manera distinta. Por otra parte, Cesira esconde una maldad y bondad propias de la mente masculina, es la mujer que se casó por interés al dinero y a la posición de un hombre y que vive con él sin interés sexual, siendo el dinero lo único que le importa. No puedo afirmar que no existan mujeres con estas características, pero a mi manera de ver, este juicio proviene de los miedos e inseguridades masculinas, mismos que han reinado durante siglos por sus necesidades de conquista, de riqueza y poder, y el hecho de compartirlas con una mujer les aterra porque significa la división en partes iguales de lo que ellos han alcanzado.
Juicios como este, no me permitieron disfrutar como es debido de este libro, debido a que tenía ya en mi mente la critica acechante de que se trataba de un hombre (Premio Strega por demás) escribiendo con voz de mujer.

En todo caso, la historia se desarrolla desde las descripciones de Cesira sobre su vida, inicia contando su procedencia campesina, y la importancia que para ella tuvo casarse con un hombre que la llevara a Roma, representando este hecho, salir de un campo a la capital de Italia. Ella confiesa abiertamente, no haber estado enamorada nunca, pero si agradecida de su marido, por cuanto la había hecho una señora con casa y tienda propia, Cesira también dice odiarlo, y preferir dejárselo a las prostitutas, con tal de que no la tocara a ella, pero al contrario, se comportaba fie a él y le atendía con amor; amaba limpiar su apartamento, cocinar, atender la tienda y cuidar a su hija. Nacida como producto de los primero años de su matrimonio, época en la que se entregaba a su esposo a manera de esposa, debido a que ella consideraba que las esposas y las prostitutas tienen maneras diferentes de tener sexo y ella al principio lo hacía como esposa, pero después no aceptó hacerlo ni siquiera bajo esas condiciones.

La vida con su marido era detestable, él era mayor que ella y las mañas de viejo comenzaron a molestarle más de lo que ella se imaginaba, pero cuando enfermó lo cuidó con todo el amor de esposa, aparentemente, el tenerlo en cama, la liberaba a ella de tener que soportarlo como marido y la hacían responsable de todos los bienes; casa, negocio y dinero, cosa que con la muerte mejoró, pero lastimosamente para ella, llegó la guerra.

Cesira era una mujer en efecto campesina e ignorante, y ella lo repite varias veces en el relato, pero pese a su ignorancia–o tal vez por ella-, era avara, no conforme con tener casa y tienda, el dinero era algo que siempre tenía en mente, y se dejaba llevar por esa pasión de manera desmedida, incluso en plena guerra. Su ignorancia no le permitía ver la situación y teniendo en su tienda todas las posibilidades de sobrevivir, (comida) prefirió venderlas a precios abultados, ignorante de que en la guerra el dinero no vale de nada.

Su hija, era un poco nerviosa y al mismo tiempo quieta, pero se preocupaba de la situación, le preguntaba a su madre por lo que estaba pasando, pero ésta, por no tener respuesta le decía que la guerra no era problema de ellas, la hacía apagar la radio y no le permitía ver la realidad y esta realidad era que los alemanes habían llegado a Italia, que estaban bombardeando cicilia y otras poblaciones y que pronto llegaría a Roma.

Cesira descubrió tarde que la guerra si les afectaría, al mismo tiempo que entendió que dos mujeres solas en medio de esta barbarie estaban desvalidas, tomaron decisiones erradas, viajaron de pueblo en pueblo buscando sobrevivir a las inclemencias de la guerra y lo único que encontraron fue, hambre, miseria, dificultades, peligros y algunas amistades que de por cierto rechazaron debido a que Cesira era una mujer con el corazón endurecido que rechazaba a los campesinos, sin importarle cual era su procedencia, actuaba como una señora de ciudad y todo lo que hacían los campesinos para ella no tenía valor, mientras que éstos al contrario le dieron alojamiento, comida, y lo más importante, le permitieron sobrevivir.
Pararon por varios lugares como refugiadas, los campesinos siempre la ayudaron, alojándolas en lugares no dignos de una señora de Roma pero si resultaron ser seguros, durmieron sobre colchones viejos con insectos y en el peor de los caso con nidos de ratones, la madre se desesperaba de que su hija tuviera que pasar por esas cosas, pero la hija era tranquila, paciente, comprensiva y sobre todo humana y le daba lástima hasta matar un ratón.

En una de la poblaciones, conocieron a un muchacho llamado Mickele, el cual se alió con ellas y las cuidaba, él era un muchacho inteligente y estudioso, analítico y muy intelectual de la política, odiaba a los alemanes, no porque a él le hubieran hecho algo, sino porque se lo habían hecho a otros, Cesira que como ya he dicho, era un poco ignorante, le llegó a decir que a ella lo que le importaba era que la guerra terminara, por lo que le daba igual si llegaban los ingleses o los alemanes, Mikele al contrario, le aclaró que aunque no le hayan hecho nada “todavía”, los alemanes eran malos, con ello le preguntó ¿las culebras son venenosas?, al lo que ella respondió que si, ¿Cómo lo sabes si no te ha picado una?. Así veía Mikele a los alemanes.

Después de pasar por muchos peligros, bombardeos y atentados, la suerte de Mikele cambio justo cuando terminó la guerra, debido a que unos alemanes heridos lo obligaron a acompañarlos a cruzar las montañas y al llegar a su destino, lo asesinaron frente a otros campesinos que informaron a sus familiares. Tanto, Cesira como Rosseta lloraron a Mikele como un hijo la una y como un hermano la otra.
Con la partida de Kikele, Cesira continúo tomando malas decisiones, mismas que la llevaron a su pueblo natal, pero en lugar de encontrar a sus padres, obtuvo la peor desgracia que les podía haber ocurrido, tras la violación de su hija Rosseta. Desde ese momento, la niña inocente dejó serlo y con ello también dejó de obedecer a su madre, y en espera de que Roma fuese liberada como los pueblos en los que se encontraban, Cesira tuvo que soportar la prostitución de su hija, quien daba sexo a cambio de vestido y calzado, el primer hombre con el que estuvo fue un muchacho casado con hijos y luego con un delincuente del mercado negro que ganaba mucho dinero.

Rosseta le hizo entender a su madre que la guerra cambiaba a la gente, y que por sobrevivir era menester hacer cuanto se podía, pero Cesira soñaba para su hija un esposo, una boda por la iglesia, hijos y tal vez, la indiferencia que ella tenía hacia el sexo, mientras que rosseta en cambio, se convirtió en una máquina de hacer el amor (según su visión) y sin pudor permitía que la manosearan y tocaran en frente de quien estuviera.

Finalmente, tras la liberación de Roma, Rosseta y Cisara se embarcan en un camión con destino a su casa, con toda la esperanza de encontrar su piso y tienda para continuar la vida de señoras ricas de ciudad, la madre con la esperanza de casar a la hija y con deseos de volver a gozar de abundancia, nuevamente victima de la ignorancia sin entender que nada volvería a ser como antes y la hija solo con la experiencia vivida. La novela termina cuando por fin se ven en la entrada de roma, describiendo a detalle la ciudad que nunca debió abandonar.

La historia resulta desgarradora como todas las historias de guerra, ésta en especial resume la cotidianidad de la mujer en esos tiempos, sin embargo, como ya lo he dicho, encuentro que es una visión machista, donde la mujer es ignorante de los sucesos históricos que está viviendo y prefiere relatar como hacía para ganar dinero, bañarse, peinarse en lugar de exponer la problemática italiana ante la guerra, tampoco se muestra los roles que las mujeres tuvieron durante la II guerra mundial y como fueron incorporadas al trabajo, ni mucho menos las injusticias que especialmente soportaron las mujeres.

Sin embargo, goza de majestuosidad literaria, en un lenguaje acorde a la época y a la localidad, se describen de manera perfecta los pensamientos de una mujer y sobre todo destaca su maternidad, que resultaron ser el mejor de los dones de Cesira. Se puede ver que ella vivía por y para su hija. En realidad creo que tuvo más sufrimiento con la violación y luego con la prostitución de la niña, que con toda el hambre y miseria que pasaron. Sus sueños eran vanidosos, solo se imaginaba en la abundancia y le daba igual las condiciones que quedara su país y menos el mundo.
Razón por la cual, insisto, que la visión del autor es traída desde la masculinidad, desde una postura en la que las mujeres no saben de política, mientras está no les afecte los precios del maquillaje y ropa, y en la cual, pueden estar carente, hasta de sentido patriótico mientras ellas puedan lucir bellas, sus hijas vírgenes y casarse de blanco ante un altar. Creo que la mujer ha dado mucho más que esto.
Sin embargo, disfruté mucho del libro, y también vi la película que la comentaré en otro post.

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