Esta blog es mi parlante entre el mundo, mi voz en letras, mi sentir en palabras y mi vida en digital.

Sin pena ni gloria

Podrás pensar en un destino incierto
Podrás sucumbir en la depresión por algún capricho
Pero tu vida está destinada para lo grande
Las penas que estas evitando, son las mismas que te llevaran a la gloria
Si miras por los matices y no por las sombras. Lo entenderás
Ya verás, no te iras de este mundo sin pena ni gloria

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Todo iba bien entre nosotros. Nos encontrábamos ocasionalmente, que por lo general era, cuando ambos podíamos, al principio fue muy poco, pero en la justa medida de los deseos de dos personas ocupadas, aburridas, cansadas.

Nuestras coincidencias hicieron tan divertido el placer de encontrarnos, al punto tal que podíamos pasar una noche entera sin dormir, había tanto que hablar, compartir, ver. Sobre todo, había tanto que amar. Sentir.

Después de una película, de leer en voz alta el uno para el otro los escritores favoritos, de organizar proyectos, de enseñarnos a usar programas en la computadora, todo era una excusa para no quedarse dormidos y sellar todo con amor, abrir con amor, vivir por un instante en el amor.

Nunca hubo apuro alguno, allí estaba la noche, integra para nosotros y la mañana se distraía para no arruinarnos el momento.

Decidimos vivirnos en silencio, pero había tantas cosas en mí que hablaban de él, mi cabello negro brillante, la sonrisa de Mona Lisa, la tranquilidad al respirar y un humor sutil que no podían ser otra cosa, estaba enamorada.

Me reusé, juro que lo hice, no quería enamorarme. Pero pasó sin que eso significara cambiar nada entre nosotros, sin cambiar las dinámicas se los momentos y sin cambiar mi deseo de ser libre y dejarlo libre a él.



Es tan reconfortante estar enamorado. Todo se transforma alrededor, las cosas comienzan a tener diferentes matices, que hasta la respiración pasa a ser pausada. Tal vez, alguna que otra vez le mentí, o no, solo dejé de decirle cosas, sentimientos, sensaciones, decisiones. Pero los momentos eran tan sutiles, que no valía la pena perder el tiempo en detalles, porque siempre que estábamos juntos, lo único importante era lo que hacíamos juntos y no lo que hacíamos solos.

Saber que esa sensación era reciproca, hacía mas vivaz los sentimientos, llegamos a un punto en el que una noche se convirtió en tres días, y un día en una semana. Pero aun en la sensación de satisfacción no pasaba.

Debí advertirme sobre los peligros de la pasión con el amor y del amor con la buena compañía y de la buena compañía con los gustos en común. No se cual combinación fue la que ocasionó todo esto, o fueron todas las combinaciones juntas, sin dejar de hablar de los gustos en común con la inteligencia y ganas de ayudar.

Así fue como un día nos miramos entre almohadas y nos dijimos en coro “te amo”. Jamás habría creído que esa palabra volvería a salir de mi boca, a decir verdad, creo que había jurado no decirla. Pero él no tenía nada que saber de mis penas de amor, de mis pasados exiliados, ni de mi completo aburrimiento para esos temas. Cuando insistía en preguntar por los motivos de mi soledad, yo simplemente alegaba que soltera me veía más bonita. Él creyó que era un juego de palabras.

Seguramente también fallé en eso, en ocultar verdades, sentimientos. Pero todo lo que estaba pasando, era superior a pasadas sensaciones. Tan superior como para hacérmelas olvidar y me olvidé de todo, tanto o mas como olvidé escribir en este blog.
Pero los ríos vuelven a su cause, así como los decretos y las maldiciones se cumplen tarde o temprano, porque todo lo que debe ser será, y porque dos soledades que se parecen no se pueden hacer compañía, porque allí dejan de ser soledades y se vuelven complementos y este blog me necesita sola, que es el único lugar donde soy yo misma, sin consultar, sin depender ni esperar.

Y ahora, no podemos ni siquiera volver a ese punto de la linea en el que nos amabamos sin decretar, nos acompañabamos sin acompañar y nos esperabamos sin esperar.